¡Aleluya, somos record Guinness!

¡Aleluya, somos record Guinness!

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Diálogo por la libre.Arturo Márquez, autor de "Diálogo por la libre".

Arturo Márquez

Avisen a las comunidades del premio, corran a llamarle a sus parientes en Estados Unidos que ya no manden nada de dinero, ¿ya pa’ qué? Si usted se queja que le llega el agua puerca en la tubería de su casa, que su camino está, no feo, horrible, que hay asaltos a cada rato y que se siente más inseguro que el método del ritmo, no se preocupe ¡ya somos record Guinness por la figura de pan más grande del mundo!

Sí, leyó bien. Se trata de 10 mil panes que después de este martes no servirán ni para figuras de migajón. Serán tirados o el ayuntamiento anunciará oficialmente alguna otra ocurrencia relacionada con que se dio un final feliz a cada una de las 10 mil piezas, lo que sea, cualquier tontería que “justifique” el desperdicio.

En serio, me había prometido no publicar cosa alguna contra la administración municipal de Zacatlán para evitar ser señalado por sólo denostar, pero ¿qué puedo hacer? No soy yo, son ellos ¡si no les tiro, se caen solitos!

Y hoy me refiero a que tocaron, desde mi perspectiva, fibras sensibles de un zacateco y su preocupación por fortalecer sus raíces y no andarse inventando tradiciones que ni son de la zona. Y ya entrando en materia, vamos por partes (como diría Dahmer):

Para empezar ¿a quién carajos se le ocurrió que visitamos en las noches el panteón? Estamos en Zacatlán, que por inseguridad va para rumbos de Michoacán, es otra cosa, pero NO SOMOS ese estado, no estamos en Pátzcuaro, donde esta temporada empieza hasta la cacería de patos e inician sus fiestas religiosas con sus danzas a los difuntos. Es decir, ellos llevan cientos de años manteniendo tales costumbres.

En Zacatlán vamos de día al panteón, montamos ofrendas como parte de la unión familiar, visitamos la tumba de nuestro difunto, le limpiamos, aunque sea una vez por año, y listo, nos vamos a nuestras casas, punto. El festejo a los difuntos se remite a celebraciones caseras, además de acudir en silencio al panteón. Para sorpresa de mucho, al llegar al camposanto, se vieron rodeados de calacas, propias del Halloween, insisto, calacas, no quieran cuentear que son catrinas, porque ofenden al gran José Guadalupe Posada.

Los asesores de este ayuntamiento piensan que por tener cabeza grande tienen grandes ideas, pues no. Eso es lo malo de dejarse asesorar por cualquier meretriz de la política. Entregaron el reconocimiento al escultor de barro negro oaxaqueño CarloMagno Pedro, cuyo único mérito es haber recibido, gracias a su muy íntima amistad con Emilio Chuayfett, conocido priista de la esfera nacional, el Premio Nacional de Artes Plásticas, pero ¿qué ha hecho en Zacatlán para impulsar las artes?

No es otra cosa que reconocimientos “patito”, sacados de la manga por los famosos “quedabien” de los años 80’s donde el PRI le entregaba a cuanto pelado un reconocimiento para que se sintiera importante, hasta me recordó al licenciado López cuando hace entrega de un pin del Partido a Varguitas en la “La Ley de Herodes”, con la pequeña diferencia que aquí, en Zacatlán, sacan una fotocopia al título de la ciudad para colocarlo en un muy corriente marco.

Sin embargo, algo más llama la atención en la entrega de tal distinción al escultor de barro negro: ¿cuánto cobró y en qué compromiso se metieron, más bien metieron a las arcas municipales, como con el defraudador que se dice artista plástica, Sebastián?

Cuántas ocurrencias en tan corta temporada. Y aunque nadie me lo pide, tampoco me dijeron que no lo dé, aquí les dejo un consejo gratuito a los de la administración municipal, no es necesario viajar tanto, tener a tanto consejero cultural o visitar instituciones para que te terminen vendiendo eventos.

La muy simple regla general del éxito cultural de una zona es el apoyo al talento local, que en Zacatlán es múltiple y variado.

El mundo entró a la época del Renacimiento gracias al impulso de sus artistas, la aparición de los mecenas, (patrocinadores del talento local), que en Zacatlán tal rol debería ser adoptado por el ayuntamiento, pero no.

Ya dejen de adular talentos de fuera que no hacen nada por nuestra tierra, en cambio, los artistas locales que antes vendían en una sala del Palacio Municipal fueron corridos, a pesar de estar organizados para sus actividades; recuerdo que ahí pude adquirir obras maravillosas producto de su talento y creatividad.

Ojalá un día entremos al record Guinness por el telar más grande y detallado del mundo hecho por artesanos de Zacatlán o el pan de muerto (uno sólo) relleno de queso más grande del mundo y comerlo entre todos los ciudadanos.

Porque si de records hablamos, seríamos los ganadores de la muy misteriosa desaparición de un kiosco, del número de cambio de fechas para el sentido de las calles, del incremento en la inseguridad y otros tantos “logros”.

Pero mejor aquí la dejamos. En breve nos seguimos leyendo.

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